Cientos de migrantes de diversos países mantienen un campamento temporal en el puesto de control en Tapachula, frontera de México con Guatemala, para someterse a los agentes de migración y aguardar el traslado a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas.
Desde el pasado 11 de mayo cuando terminó el ‘Titulo 42‘, una norma de salud pública que permitía a Estados Unidos expulsar automáticamente a los migrantes, muchos de ellos empezaron a entregarse de manera voluntaria y se han instalado a la sombra de unos árboles aguardando de sus documentos.
Las familias de migrantes han colocado casas de campaña, lavan ropa en un arroyo y han improvisado un tendedero en una cerca de alambre de púas para secar su ropa.
En este terreno pasan día y noche en espera de camiones para ser trasladados a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, a unas seis horas de Tapachula.
Algunos grupos de migrantes, especialmente de Venezuela y Centroamérica, han decido caminar, mientras que otros han tomado colectivos para avanzar por la carretera y rodear los puntos migratorios para salir de Chiapas.
Las autoridades han reconocido que han notado la llegada de personas de nacionalidades que nunca pensaron que llegarían a la frontera sur.
En el límite con Guatemala, las autoridades mexicanas mantienen retenes migratorios para evitar el tránsito de migrantes que ingresan vía río Suchiate para cruzar a México y avanzar al norte del país.
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