En días recientes, el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Mike Johnson, criticó la elección de Bad Bunny como cabeza del espectáculo de medio tiempo del Super Bowl, calificándola de “terrible” y asegurando que no atrapa a un público amplio. Incluso señaló que no conocía al artista puertorriqueño antes del anuncio.
Johnson sugirió que, en lugar de Bad Bunny, se considere al veterano cantante country Lee Greenwood, famoso por su canción “God Bless the USA”, como reemplazo. Esta postura ha sido respaldada por figuras del partido republicano, entre ellas Donald Trump, quien también despreció la elección calificándola de “absolutamente ridícula”.
Frente a esta ola de críticas, la actuación de Bad Bunny toma un cariz simbólico: será el primero en liderar en solitario el show de medio tiempo como artista latino. La NFL, por su parte, se mantiene firme en su decisión y ha defendido su apuesta por un espectáculo que represente diversidad y alcance global.
Bad Bunny no ha guardado silencio frente a las críticas. Durante su aparición como anfitrión en “Saturday Night Live”, respondió con humor y contundencia: “Si no entendieron lo que acabo de decir, tienen cuatro meses para aprender”. Con ello reafirma su compromiso con la cultura latina y la reivindicación de su identidad mediante su música.
El evento se llevará a cabo el 8 de febrero de 2026 en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California. Mientras tanto, el debate continúa latente: ¿es válido cuestionar la visión artística de un show tan mediático? ¿Cuál es el límite entre la cultura y la política en el entretenimiento?
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