Tráfico ilícito de bienes culturales, un negocio de alto rendimiento para el crimen organizado

El tráfico ilegal de bienes culturales se ha consolidado como una actividad de bajo riesgo y alta rentabilidad para la delincuencia organizada, alertó Interpol al subrayar el crecimiento sostenido de este delito durante la última década.

De acuerdo con especialistas en investigación policial, el comercio clandestino de piezas históricas y artísticas no sólo involucra a redes criminales tradicionales, sino que también ha sido aprovechado en contextos de conflicto armado, donde algunos grupos terroristas lo utilizan como una fuente adicional de financiamiento.

Herramientas contra el tráfico

La Oficina Central Nacional de Interpol México desempeña un papel clave en la localización y recuperación de bienes culturales. La organización internacional mantiene una base de datos global que registra robos, saqueos y movimientos sospechosos de piezas para facilitar su rastreo en distintos países.

Además, se apoyan en otros sistemas especializados que cruzan información con bases de datos de ADN, pasaportes y documentos, lo que permite seguir la pista de objetos robados, incluso cuando intentan ser pasados como mercancía legal. A ello se suma la aplicación móvil ID-ART, una herramienta que permite a agentes y autoridades consultar en tiempo real si una obra está reportada como robada o en riesgo.

Retos persistentes

Uno de los principales obstáculos para frenar este delito es la falta de protección en muchos inmuebles donde se resguardan bienes culturales, lo que facilita su extracción ilícita. A ello se suma una coordinación institucional insuficiente, tanto a nivel nacional como internacional, lo que limita la capacidad de respuesta ante el tráfico transfronterizo.

Otro desafío es la escasa concientización ciudadana. Especialistas subrayan la necesidad de reforzar la educación sobre el valor del patrimonio cultural y promover la denuncia de saqueos y transacciones sospechosas.

Un impacto que trasciende lo material

El tráfico ilícito de bienes culturales no sólo representa pérdidas económicas o históricas. Afecta directamente la memoria colectiva y la identidad de los pueblos. Por ello, Interpol insiste en intensificar la colaboración global y aprovechar las herramientas tecnológicas para combatir un delito que, pese a su peligrosidad, sigue siendo altamente rentable para quienes lo perpetran.

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